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SIAC 1976 - Entrevista a Aldo Rossi

| jueves, 4 de junio de 2009

Entrevista por Luis Mariño y Carlos Martí a Aldo Rossi publicada el 10 de octubre de 1976 en El País con motivo de la celebración del Primer Seminario Internacional de Arquitectura en Compostela.
(leer todo el artículo)

¿Qué pretende y cuáles son los objetivos de este I Seminario Internacional de Arquitectura en Compostela?

En la Escuela queremos ocuparnos de la arquitectura no de un modo rígido y unívoco, sino de manera que pueda llegarse a un producto, a una formulación que permita la confrontación con otras artes y disciplinas, y en primer lugar, una confrontación con las necesidades sociales y con las ideologías que nacen de lo concreto.

En la Escuela y en este propio Seminario tratamos y trataremos de aclarar, algunas cosas y algunas operaciones, no de desarrollar las diferencias o de crear una élite.

No es su misión desarollar las diferencias. Creo que la misión de la enséñanza de proyectos consiste sobre todo en aclarar las operaciones que conducen al proyecto sin temor de rigidizarlas.

Tu posición respecto al Movimiento Moderno ha sido siempre crítica y valorativa. ¿Podrías concretarnos tu postura actual a este respecto y qué relación guarda con el planteamiento del Seminario?

Hacia finales de los años cincuenta, pocos años después del final de la guerra, se rompió la bella ilusión de la arquitectura del Movimiento Moderno: esta bellísima ilusión no debía ya resurgir.

¿Cuál era esta ilusión? La que, confundiendo moral y estética, política y técnica, pensaba y veía en la arquitectura el elemento capaz de redimir los conflictos sociales.

Pero los desastres de la guerra, exactamente como en el cuadro de Goya, habían puesto en primer término el rostro del verdugo y del condenado, las ciudades destruidas se convertían automáticamente en monumentos, monumentos de una crudeza tal que ni siquierá el nihilismo de las vanguardias hubiese podido imaginar.

Las polémicas entre arquitectura democrática, socialista, fascista, se han desmenuzado sobre estas ruinas; la arquitectura volvía a ser técnica o arte y, por tanto, instrumento.

La lectura de Antonio Gramsci, el hecho cultural más importante para la arquitectura de postguerra enseñaba que sólo la conciencia del uso de la técnica y no la técnica en sí misma, calificaban al intelectual.

Sobre esto se han desarrollado los debates, a menudo las desviaciones, pero también la construcción de una nueva visión de la arquitectura. Hoy sabemos que no existe una arquitectura moderna en cuanto tal, sino sólo programas con los que enfrentarse y problemas que resolver.

Tu teoría sobre la arquitectura de la ciudad es sobradamente conocida entre los profesionales de la arquitectura. ¿Sería posible sintetizarla ahora para un público más amplio?

Las operaciones del proyecto están para mí estrechamente ligadas al estudio analítico de la ciudad, de las tipologías, de las corrientes del racionalismo y del realismo en arquitectura.

El estudio analítico de la ciudad, con sus implicaciones topográficas, históricas y formales es una referencia disciplinaria, de base, de la arquitectura: el estudio de la tipología constituye la parte central de las elecciones globales de un proyecto y finalmente el operar conscientemente dentro de una tendencia, el distinguir, permite la valoración de la realidad en base a un principio racional de conocimiento.

En este sentido la confrontación con la historia se entiende en términos de las luchas presentes y la misma historia es parte del presente.

Creo también que el estudio de la historia de la arquitectura, entendida como material de la arquitectura, debe estar estrechamente vinculado al proyecto, de otro modo, o bien desarrolla su necesario aspecto filológico y entonces se separa de un estudio creativo o bien resulta fácilmente decorativa.

En las conferencias, en las lecciones que tendremos en este Seminario, trataremos de mostrar algunos de estos problemas a través de la exposición de algunas ciudades.

En el estudio de la ciudad y de la tipología de la arquitectura y de la historia deben filtrarse todos los problemas del hombre y de la sociedad que nosotros como técnicos o solamente como técnicos no podemos resolver.

¿Qué entiendes tú por tipología? ¿Crees que los problemas tipológicos son algo puramente formal?

La tipología es la forma elemental, primaria, de la arquitectura. Una construcción con galería o corral es ya un proyecto y en el mismo tiempo una referencia a la realidad y a la historia. Se equivoca quien cree poder interpretar el estudio tipológico como una elección, matemática o abstracta, una combinación geométrica de cosas, o se equivoca doblemente quien cree interpretar nuestros estudios como un cambio hacia el formalismo.

La tipología, la forma de una casa, son, sobre todo, la vida del hombre, con sus contrastes y sus conflictos, pero también con su lento, y constante progreso.

En esta dirección hemos escogido aquí, en Santiago de Compostela, el estudio de este gran centro histórico, de su territorio, de su viva tradición, no por una razón académica o de aceptación del lugar en el que nos encontramos, sino porque somos conscientes de poder colaborar, en lo que nos concierne, a la transformación y a las tareas que este país -Galicia- quiere asumir.

¿Cómo piensa enfocar este Seminario Internacional que tú diriges el tema del centro histórico de la ciudad de Santiago en relación con la periferia o, en sentido más amplio, con el hábitat gallego, con su arquitectura...?

En primer lugar, afrontaremos con compromiso y participación el estudio de Galicia, personalmente ha sido esto lo que me impulsó a venir.

La arquitectura del humo, que con intuición profunda y poética ha definido mi amigo Yago Bonet, la arquitectura de la casa de Galicia, los monumentos de piedra, los pueblos de la costa, los mercados de pescado y, también estos enormes conventos, seminarios e iglesias con el peso de una cultura que sólo permanece, tal vez como un enigma.

El enigma que ha comprendido Luis Buñuel en una ambigua desacralización cuando realizó un filme extraordinario sobre el Camino de Santiago. También para los peregrinos lo que contaba era el recorrido: la explicación del viaje desde Itaca hasta Santiago estaba en el propio viaje.

Éste puede ser uno de los significados de nuestra investigación, de nuestro proyecto teniendo presente la dirección de la imaginación como cosa humana, de la realidad, del progreso.

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