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Apuntes Miércoles 1 de Abril

| viernes, 24 de abril de 2009

1 de Abril, miércoles
La Recuperación de la Modernidad

Hoy haremos la función inversa a la de ayer, veremos como el tiempo marca la trayectoria de un arquitecto. Se podría haber escogido otro, pero veremos la personalidad concreta de Francisco Javier Sáenz de Oíza (1918-2000), premio Príncipe de Asturias en 1993.

Acaba la carrera en 1946. Profesor de la Escuela de Madrid en la cátedra de instalaciones primero y después de proyectos. Pone fin al academicismo de los 40 (menos piedras y más frigorías). Personaje polémico, casi se podría encabezar una década a partir de los 40 con una de sus obras.

Previamente, para situarnos:

Vista de la Plaza de España: Edificio España y Torre de Madrid
Uno mirando al pasado y la otra hacia el futuro.


Casa Ugalde. Coderch y Valls / Casa en Doctor Arce 20. Alejandro de la Sota

Normalmente los cambios empiezan por obras pequeñas.

Pabellón de España de la Exposición de Bruselas. Corrales, 1957 / Gobierno Civil de Tarragona. De la Sota

Ya edificios públicos. Hablaremos de ellos en otras clases.

Escuela de Madrid, sus dos protagonistas.

De la Sota (1913) y Oíza (1918). El primero formado durante la autarquía.
De la Sota estará en parte vinculado a la docencia, Oiza en todo. Alumno brillantísimo, de la Sota dirá que ya oyó habar de él cuando era estudiante.

Palabras de Alejandro de la Sota sobre Oíza en el especial a él dedicado de la revista “El Croquis” (nº 32/33, 2002): [+/-]
Queridos amigos y compañeros:

Me pedís un comentario sobre la figura de Oíza, del personaje. Tengo que renunciar a ello. Paco y yo estuvimos siempre lejos uno del otro, y a distancia es difícil perfilar a alguien por muy grande que sea.

Oí hablar de Oíza ya cuando era estudiante. Oí por primera vez de su inteligencia. Hizo luego, recién arquitecto, unos famosos apuntes de instalaciones. De buenos, creo que aún siguen vigentes. Luego le perdí y volví a saber de él en los pequeños Congresos de Arquitectura del inolvidable Carlos de Miguel. Le oí cuando el famoso más calorías y siempre le hemos oído todos donde se encontrase. En el importante grupo de los Huarte todos destacaban; más Paco con sus Torres Blancas que tanto dieron y darán que hablar. Ahí yo no entré y me encontré más lejano de todo, todavía.

Hemos seguido admirando siempre su gran inteligencia; es tan grande que podría aplicarla, como a menudo hace, a cualquier rama del saber con fruto siempre sorprendente. Es difícil, me parece, para él reducirla a un mundo concreto, incluso a la Arquitectura que, a veces, queda sobrepasada por otros mundo ajenos y por tanto falta, por elevación, de cosas menores para ella necesarias.

Paco, él mismo, habla y disfruta de sus contradicciones y no se da cuenta que éstas son su grandeza y es lo que tanto admiramos en su persona. Las convulsiones que transmite a sus alumnos y a quien quiera oírle, son extraordinariamente beneficiosas, diría indispensables. Creo que ni esos sus alumnos ni nosotros, yo mismo, no seríamos como somos sin Paco.

Las obras de Oíza, las más pequeñas, aspiran a esa su grandeza y siempre, como su persona, se nos hacen presentes por ese deseo irreprimible de estarlo. Así le pasó a D. Antonio Palacios y me encanta la comparación por lo mucho que admiré a D. Antonio. Son convenientes, necesarios, estos grandes arquitectos.
Nos vemos poco, nada, Paco, y sin embargo te tengo presente a través de lo que dicen que dices y lo que veo que haces. Tomar esto, todo, como un escrito sincero en el que va el mayor respeto hacia aquella y esta inteligencia, que cuando eras estudiante ya me hablaron de ella.

¿Hablar de Arquitecturas? Se habla con ellas.

Siento no poder escribiros el comentario que me pedís amigos. Recibid un fuerte abrazo.


Se marcha a Estados Unidos con una beca recién terminada la carrera. También Chueca había estado becado allí. Se fija donde está el magisterio allí (Mies Van der Rohe) y se preocupa del tema de las instalaciones (lo que nos contextualiza lo de las frigorías, la salida de la autarquía no es desde el estilo sino desde la técnica).

Cuando vuelve es contratado por la Escuela de Madrid inmediatamente como profesor ayudante de instalaciones por López Otero. Se hicieron míticos sus apuntes (a mano alzada). Es un ejemplo de que desde cualquier asignatura se puede enseñar arquitectura.

Tras 3 o 4 años lo contratan en proyectos. Ganará la cátedra y dimite. La cátedra la ganará hasta tres veces. Montará cursos experimentales. Llegó a ser director de la Escuela (bastante malo, gestionando, según dicen).

Se jubila en 1988 del profesorado. Han sido 40 años de docencia. Media profesión pasó por sus manos, la otra mitad por Barcelona. Tantos años marcarán también su personalidad. Polémico, consigo mismo también, un perfecto revulsivo para sus alumnos. En sus clases magistrales las correcciones de un proyecto servían para todo el mundo. Se contradecía a sí mismo, forzaba los planteamientos al límite hasta cuestionarse todo todos los días.

Frente a otros, no encontramos estilo en él, sino reflexiones distintas en cada caso. Así, reinventándose, el Oíza de los 40 es otro que el de los 50, 60…

40: Santuario de Arántzazu
50-60: viviendas en Madrid
60: Torres Blancas
70: Banco de Bilbao

Artículos sobre los edificios vistos en clase del especial de la revista El Croquis y AV Monografías “Sevilla 1992” (nº 20, 1989): DESCARGAR.

Años 40:

Santuario de Arantzazu. Oñate, Guipúzcoa, 1949-54


A finales de los 40, de la autarquía.
Aprovechamiento de una cimentación y unos muros existentes (igual que Fisac en la Colina de los Chopos, un auditorio previo reconvertido en otro tipo de sala, una iglesia). Sobre una iglesia anterior se eleva una nueva, como Santa Martina y San Luca.
Se trata de un organismo nuevo sobre preexistencias anteriores mostrándonos la forma que tiene el joven Oíza de enfocar el problema. De tres naves con capillas. La luz incide de forma parecida a Ronchamp de Le Corbu. Bóveda diferente a la cubierta del crucero. Colabora con Oteiza en una obra total de las artes.

También de la Horra, otro arquitecto.

Es modelo en sí misma, no un prototipo. Queda como modelo a contemplar, a analizar, pero no a copiar.


De la Revista El Croquis: [+/-]
El Santuario, a 700 m. de altitud, goza y sufre las violentas variaciones de la altura. La nieve, los bosques, las peñas y los barrancos componen un hermoso rincón al pie del monte Alona. La obra se adapta al marco de Arántzazu, con su notable disposición de luces y sombras. El proyecto asume el desafío del lenguaje estético contemporáneo, un lenguaje que, en su origen, parecía del todo ajeno a la experiencia religiosa. La nueva basílica reviste caracteres de robustez y sencillez, francamente agreste. La torre del campanil está tachonada de piedras en punta, símbolo del espino.
La Iglesia anterior, sobre la que se levanta la nueva Basílica, se mantiene, rebajada de techo, bajo la actual. El retablo es obra de Lucio Muñoz, de 1962. La fachada, con el friso de 14 apóstoles, densos de expresión, vacíos, formando un hermoso conjunto de líneas, es obra de Jorge Oteiza. Las puertas de acceso, metálicas, de Chillido. Las vidrieras, de Alvarez de Eulate. El proyecto, en su día, fue motivo de ardiente polémica.

GALERÍA DE IMÁGENES


Años 50:

Poblados de los 50-60

Varios ejemplos de cuatro momentos diferentes. Los veremos más adelante.
Para dar solución al problema de la vivienda en Madrid. La experiencia que más contaba como lo mejor que había hecho: la reducción de superficies y costes en un juego de optimización, de investigación arquitectónica.
Su prestigio se consolida profesionalmente con estas obras.


Años 60:

Torres Blancas. Sáenz de Oíza, Juan Daniel Fullaondo, 1961 (P) 1964-1968 (O).

(Avd. de América 37)

Edificio de viviendas de lujo para un promotor que no escatimaba en gastos. Viviendas para la alta burguesía.
En un punto emblemático, la confluencia del ensanche con la vía hacia Barajas, al lado del ensanche pero fuera de él.
Se plantea una ciudad jardín vertical. Ya Le Corbu se planteó la idea de la Ciudad Jardín en los inmuebles-villa pero en el caso de Oíza en un edificio vertical.
Tendrá que investigar cómo será esa ciudad jardín vertical. Debemos entenderlo desde lo que Zevi nombraba como arquitectura orgánica. Edificio expresionista con un uso muy plástico del hormigón. Responde a un momento cultural, el nuevo organicismo.

Estudio de plantas previo al proyecto
Cantidad de esquemas, y no sólo variantes formales sino de cómo enfocar el problema.

Proyecto dilatado en el tiempo. De las 3 torres iniciales sólo se construye una. Contó con Fullaondo y Moneo como colaboradores, y con el ingeniero Carlos Fernández Casado. Lo único que se mantiene constante en el proyecto es la investigación y el sistema estructural.

De la Guía del COAM: [+/-]
Se trata de un edificio único en su concepción, encuadrado dentro de la corriente organicista con referencias ideológicas a obras de autores como Wright, Le Corbusier, Aalto... El expresionismo arquitectónico del edificio está patente desde los primeros pasos del proceso creativo en el que el proyectista afronta el problema de construir una unidad de diseño a escala urbanística partiendo de la agrupación de diferentes tipos de vivienda: apartamentos, pisos y dúplex. La condición formal más expresiva del edificio no es su altura, de indudable impacto por su dimensión predominante sobre su entorno, sino su estructuración espacial creciente que le confiere un carácter de pieza unitaria en la que el aprovechamiento de la capacidad de moldeo del hormigón se utiliza para potenciar la plasticidad formal de la construcción a la par que diferenciar los ambientes funcionales con mucha claridad.
Su concepción básica difiere radicalmente de la de los rascacielos convencionales; los pilares y las vigas han sido sustituidos por muros portantes que persiguen un planteamiento de solidez y resistencia, permitiendo insospechadas fórmulas expresivas.
Los autores trabajaron en colaboración con Rafael Moneo Vallés y el ingeniero Carlos Fernández Casado, responsable de la estructura. En principio fue planeada la construcción de dos torres y de ahí su denominación plural.

De la revista El Croquis: [+/-]
Bloque de viviendas situado en la avenida de América, en la entrada a Madrid desde Barcelona y el aeropuerto de Barajas. En este proyecto se afronta el problema de constituir una unidad de diseño a escala urbanística, a partir de la suma de tipos distintos de viviendas. En este sentido, el espacio de acceso a la torre, con su hundimiento en el terreno, el «acabado» de los voladizos superiores y la potencia de cada elemento constructivo ayudan a conseguir el objetivo.
En el proyecto original, las torres debían haber sido dos. La torre edificada consta de dos pisos subterráneos, un piso de entrada, veintiún pisos de viviendas, un piso intermedio de servicios y dos pisos, en la parte superior, destinados a centro social con restaurante, bar, piscinas y ambientes de vida en común. La torre ocupa 900 metros cuadrados de un solar cuya superficie total es de 3.000 metros cuadrados, el resto está destinado a terraza-jardín, que actúa al mismo tiempo de cubierta del aparcamiento subterráneo. Dos rampas de escalinatas llegan, a través del jardín, a la entrada, que se caracteriza por un original tratamiento del techo. Los servicios son centrales. Los apartamentos, cuatro por piso, en algunos casos son «dúplex». Las paredes de cemento son autoportantes. Cada vivienda cuenta con amplios balcones semicirculares, que caracterizan claramente a la torre. Con este edificio se confirmó una tendencia «orgánica» en la arquitectura española de su tiempo.
Los tipos de viviendo son cuatro, con superficies de 90, 120, 212 y 395 metros cuadrados (éstos últimos en forma de dúplex, obtenidos mediante lo integración de dos planos superpuestos, en los cuales la terraza del plano superior se adentra ligeramente respecto o la del plano inferior).
La estructura es de cemento armado sin pilares, ya que son las paredes verticales externas y algunos elementos verticales internos los que realizan las funciones de sustentación, formando un conjunto monolítico, una roca de cemento, una estructura estáticamente muy interesante.
El edificio disfruta de aire acondicionado, y regulación automática y graduable en todos los apartamentos. Las terrazas presentan cierres a cierta altura, con persianas de madera de teca antigua vista.
Los ascensores principales son dos. Existe, además, uno de servicio. Todos los servicios y las instalaciones son de alta calidad, obteniéndose el lujo moderno que el folleto promocional ofrecía a los futuros usuarios.
Las cocinas y los cuartos de baño están provistos de un sistema general de ventilación mecánica, que mantiene un nivel de ligera depresión en el ambiente, impidiendo así la propagación de tos olores.


GALERÍA



Años 70:

Banco de Bilbao. 1971 (P) 1978-1981 (O)


(Castellana 79-81)
Podemos considerarlo como el último edificio del desarrollismo, después vendrá la postmodernidad.

En el centro comercial de AZCA (1957 / 1964), un pequeño Manhattan, de Antonio Perpiñá, ganador de un concurso en el que en segundo lugar quedó Chueca.
Se ejecutará en los 60 (con proyecto del 54). En él encontraremos bastantes más edificios: Torre Picasso, Torre Windsor, etc.

El Banco de Bilbao nace fruto de un concurso restringido. Una torre a la americana lo más refinada posible. Con ella se termina la modernidad.

Apoyada en el túnel de la vía del ferrocarril, un vástago del que cuelgan plataformas resistentes y otras más livianas. Plantas casi iguales funcionalmente pero que plásticamente traducen la técnica de la estructura.

A contrastar con el Gimnasio Maravillas (1960-62) de De la Sota (en clase no nos da tiempo).

De la Guía del COAM: [+/-]
El solar, muy irregular, presentaba un fuerte desnivel entre dos calles, Guadalquivir, por la que se accede al colegio, y Joaquín Costa, con una diferencia de cota de 12 m entre ambas vías, constituyendo un gran condicionante para el proyecto.
El diseño del interior del polideportivo trata de conseguir un ambiente cargado de humanidad que neutralice la frialdad de este tipo de edificios, resolviéndolo mediante el uso de materiales calientes en textura y color.
El programa abarca desde pista de hockey y vestuarios hasta nuevas aulas y laboratorios, cancha de baloncesto, un amplio graderío, vestuarios, duchas y despacho para los monitores de gimnasia, así como un patio de juegos situado sobre la cubierta de la nueva edificación. La inclusión de las aulas se realiza aprovechando las formas de la cubierta del gimnasio, cuyo suelo en pendiente sigue la forma del cordón inferior de las cerchas parabólicas, convirtiéndose en aulas-auditorio.
La fachada, pese a una aproximación, según algunos autores, a un cierto "brutalismo", se incluye en el paisaje urbano, modulando sus elementos a pequeña escala.
Hay un tratamiento del diseño, así como un uso de materiales tecnológicamente avanzado, muy de acuerdo con la finalidad de la construcción y su uso, con un excelente tratamiento cromático y de texturas.
Se trata de una obra de plena madurez del arquitecto, revolucionaria en cuanto a las soluciones innovadoras, que en su momento representó un hito en la arquitectura española por su austeridad y sincretismo, así como por su extraordinaria utilización de pilares y cerchas metálicas vistas, en acertada combinación con la fábrica de ladrillo visto de su potente zócalo a Joaquín Costa, y el cerramiento de vidrio, con los miradores en que se rematan las aulas y el plano inclinado con que resuelve el lucernario que ilumina el gimnasio, que aligera la parte superior de la fachada, resaltando, tanto exterior como interiormente, el carácter de muro de contención del edificio. En este juego de planos y texturas desempeña también un importante papel la levedad de la malla metálica dispuesta entre ligeros pies derechos de tubo, que, como límite del patio de juegos del colegio en que se convierte la azotea, remata superiormente el alzado.
En 1996 ha tenido lugar una ampliación de estas instalaciones deportivas con carácter mimético respecto al proyecto inicial.


Sección estructural
Determina la forma del edificio e incuso su plástica.


Bankinter, de Moneo (1973-76)
Otro edificio con el que contrastar. Bankinter abre otra cosa, el nuevo tiempo, la postmodernidad.
De la Guía del COAM: [+/-]
Sobre el jardín del palacete del marqués de Santa Cruz de Mudela, levantado a finales del siglo XIX por Álvarez Capra, con su concepción clasicista al modo francés, se propuso la construcción de una nueva sede bancaria. La calificación de ordenanza especial de la Castellana obligó a plantear previamente una ordenación de la manzana, dando lugar al análisis y estudio inicial del proyecto, con un entorno muy condicionado el propio palacete y dos edificios de viviendas con fachada a la parte posterior del mismo.
El nuevo volumen sirvió como elemento ordenador intermedio, al estructurar el conjunto mediante un elemento principal en altura que arranca de forma rotunda desde el plano del suelo en la zona más próxima al acceso y un elemento bajo con dos plantas definido y limitado por la rampa del aparcamiento que se inicia entre el palacete y el nuevo edificio.
Esta obra marcó un cambio en la trayectoria de la arquitectura de este país y en la forma de intervenir y contemplar la ciudad. La tersura de su piel de ladrillo prensado define unos limpios volúmenes llenos de sutiles referencias a la mejor arquitectura del siglo XX. La calidad de este edificio, que es ya un hito universal, se ve además potenciada por la intervención de artistas como Julio López Hernández en los bajorrelieves de bronce del ático o de Pablo Palazuelo en el techo del vestíbulo.



Volviendo al Banco de Bilbao,
De la Guía del COAM: [+/-]
Se trata de un edificio de oficinas de gran impacto visual, que por su particular situación en la vaguada de la Castellana, en una de las esquinas del complejo AZCA, resulta visible desde muchas zonas de Madrid.
Para su diseño la empresa propietaria decidió, en 1971, convocar un concurso restringido en el que participaron los arquitectos J. A. Coderch, J. A. Corrales y R. Vázquez Molezún, A. Bonet, el equipo integrado por R. de La-Hoz, G. Olivares y J. Chastang, los hermanos Miró y F. J. Sáenz de Oíza, que finalmente resultaría ganador. El fallo fue resuelto por un amplio jurado, asesorado por diversos especialistas, entre ellos miembros de la firma norteamericana Skidmore, Owings & Merrill.
El proyecto tuvo que salvar muchas dificultades de distinto tipo, desde las de imagen empresarial a las propiamente bancarias y las meramente técnicas, entre ellas el estar construido sobre el túnel del ferrocarril que recorre el paseo de la Castellana, lo que obligó a disponer una cimentación amortiguada. Colaboraron con Oíza: Francisco Alonso, Javier Azofra, Alfonso Valdés, José Carlos Velasco y Javier Vellés, y en el diseño y el cálculo de la estructura el ingeniero Carlos Fernández Casado, optándose por la disposición de dos grandes "troncos" huecos de hormigón que encierran en su interior los conductos verticales de instalaciones y sistemas de comunicaciones, desde los que parten fuertes voladizos y losas cada cinco plantas, sobre los que, mediante pilares metálicos, se levantan los pisos intermedios. Esta disposición estructural, apreciable desde el exterior, unida a la elección de un cerramiento independiente de ella, efectuado con muro cortina en acero auto-oxidante con las esquinas redondeadas, de inspiración wrightiana, define la caracterización estética de la torre.

De la revista El Croquis: [+/-]
Un edificio de oficinas debe ser entendido como institución e instrumento de trabajo. Como un mecanismo complejo y de gran movilidad, que se relaciona con las formas de la organización, con los sistemas de la producción, con las estructuras de los servicios Debe ser entendido como paquete constituyente básico del sistema nervioso de los centros urbanos.
La estructura de los edificios de oficinas, las sedes de la Organización, se liga históricamente con el desarrollo de tos rascacielos y con el Movimiento de la Nueva Arquitectura. En principio constituyen apilados densos de servicios de complejos de organización y dirección, en puntos igualmente densos de tas estructuras metropolitanas Desde Sullivan en Chicago hasta Saarinen o Mies van der Rohe en Chicago o Nueva York, la historia del edificio de oficinas sintetiza la génesis del movimiento moderno de la Arquitectura en una línea lenta pero ininterrumpida de liberación de viejos conceptos, de superación de viejas estructuras y propuestas académicas en el entendimiento de las formas propias de tas instituciones para la organización.
Nuestra proposición quiere ser entendida como un deseo inevitable de seguir en esta línea progresiva e ininterrumpida de desarrollo. Queremos huir de toda argumentación retórica y díe todo fachadismo. Si tuviéramos que proponernos un modelo, pensaríamos en una formulación matemática o en un cerebro electrónico. Lo anecdótico, lo circunstancial, lo local, no queremos que fundamente nuestra propuesta. Suscribimos las palabras de Hannes Mayer a propósito de su propuesta para el Palacio de la Liga de las Naciones de Ginebra de 1926-1927: Como edificación agónica expresa sinceramente que intenta ser un edificio para el trabajo y la cooperación… Como un deliberadamente ideado producto del hombre se ofrece en legitimo contraste con lo naturaleza. Este edificio no es hermoso ni horroroso. Demando ser evaluado como una invención estructural. Debemos ser conscientes de que tomamos una decisión arquitectónica y no solamente una respuesta funcional o estructural. Debemos ser conscientes de seguir un camino histórico en aquella decisión. Debemos despojar nuestra propuesta de contenidos que le son ajenos. Hacemos de nuestra proposición un objeto de selección, un producto de perfeccionamiento sucesivo.
Nuestro problema es el problema de un contenedor homogéneo, sin calidad de objeto visual. La respuesta o la movilidad de su organización interior y el confort fisiológico, constituyen y fundamentan nuestra forma. Es suficiente problema arquitectónico poner treinta plantas, una sobre otra, ponerlas con juicio, como para relegar al olvido ridículas intenciones u operaciones decorativas. Sede Bancaria, Edificio de Oficinas, Torre o pila de naves de Organización: la función se apodera de su propio prototipo. Ni museo, ni templo o iglesia, que escandalizaran a Sullivan: desde Sullivan comienza la emocionante carrera de perfeccionamiento de un prototipo: producto, repetimos, de serie y de selección, forma inevitable.
Pretende responder a aquel entendimiento del problema. Queremos poner 30 plantas, una sobre otra, que nos propongan la Arquitectura como servicio al hombre: queremos construir un apilado de 30 espacios altamente estimulantes, queremos construir, dijéramos, 30 ambientes.
La clave de la organización interior deriva de la necesidad de disponer con movilidad los espacios de trabajo interiores de forma que en cada momento y ante cualquier evento, la forma sea realmente el soporte de aquella libre organización de ambientes. Como una nave industrial, un edificio de oficinas es un plano complejo de trabajo, que se adecúa en todo instante a su propia y precisa función productiva: la forma en que estos planos de trabajo pueden ser agrupados y divididos, trabados y separados, constituyen la clave propia de su esencia. Hemos pretendido liberar al conjunto del peso del núcleo de servicios (ascensores, escaleras, etc.), que inevitablemente jerarquizan las formas de aquel libre encadenamiento. Nuestras plantas pueden entenderse tanto como áreas de plaza urbana o áreas de plano industrial (espacios diáfanos de trabajo sin división ni obstrucción alguna), o comprenderse como una trama de calles con cuadras o áreas de trabajo más individualizadas o privadas. La liberación del núcleo central permite ambas situaciones extremos entre las que pueden insertarse grados intermedios muy diversos. Seguimos en esta línea las mejoras propuestos de Saarinen. Los paquetes o grupos de comunicación vertical -dos de seis ascensores de ocho plazas- no predeterminan ni condicionan aquella libertad de organización interior que es lo clave de la vida del edificio de oficinas en su desarrollo.
El esquema organizativo en sección vertical toma conciencia de su situación puntual, en torre, en relación con el tejido urbano de la ciudad, de forma que propone una sensible pero aparente degradación vertical de espacios y ambientes internos. Un tránsito continuo y gradual de los espacias públicos a los ambientes más privados. Los cuatro primeros niveles, más públicos, están espacial y visualmente relacionados mediante profundos cortes interiores que los comunican. Igualmente, cuatro grupos de escaleras mecánicas se suman o los dos paquetes de ascensores, relacionando más públicamente los primeros niveles interiores de la organización. La penetración exterior es sensible, en descenso, al patio de operaciones bancarias, y en ascenso, por las escaleras mecánicas, al Hall central de partida de comunicaciones de toda la torre. Grupos de locales comerciales envuelven el espacio central del edificio. El restante cuerpo bajo de tres plantas se ordena como remate frontal del grupo de locales en tres niveles que circundan el complejo de AZCA y se relacionan con la pila central de oficinas que constituyen nuestra propuesta, a través de dos pasos cubiertos lanzados sobre el espacio abierto.

LA ESTRUCTURA
En colaboración con el grupo de Arquitectos e Ingenieros que han integrado nuestro grupo de trabajo, la estructura ha ido tomando forma. Circunstancias de orden particular -paso sobre el ferrocarril y rapidez en la ejecución- han condicionado la gamo de posibles propuestas. Hemos sido conscientes de que una torre es en parte un problema de estructura o esqueleto portante, aunque no es solo un problema de estructura.
Nuestra propuesta se desarrolla en dos niveles diferentes. Una macroestructura resistente a los grandes acciones de gravedad o cargas dinámicas y una estructura de subdivisión espacial para lotización del espacio anterior en sucesivos planos de trabajo. La primera es de hormigón armado en su totalidad. Hormigón armado con encofrado deslizante (del que los ingenieros consultores tienen ya una directa experiencia práctica) para la creación de pilas de hormigón armado y elevación ulterior de vigas de hormigón armado postensado, erigidas utilizado como apoyo las pilas anteriores, para organizar cinco o seis núcleos arborescentes de extensión horizontal, que constituyen el entramado de desarrollo. Colgando o apoyando en esta macroestructura así constituida, aparece la estructura menor de subdivisión del espacio que se realiza totalmente en acero, incluido los forjados de piso (chapa plegada). Al ser una estructura localizada, sus secciones son mínimas y el encumbramiento en planta, también mínimo, para una económica situación de luces de vanos. Cada cinco plantas la estructura propuesta brinda una planta totalmente diáfana y sin pilares en sus 30 x 40 m², lo que supone que un 20 % del programa total de oficinas constituye un ambiente único de trabajo. Estas grandes oficinas diáfanas se han colocado en el proyecto en los espacios inmediatamente debajo de la gran estructura colgante de hormigón armado, de tormo que el volumen interno de estos áreas de trabajo se incrementa con el espacio entre vigas
La visible epopeya constructiva de la realización de esta estructura, será lo suficientemente evidente a nivel urbano, para que pueda ser percibida históricamente en forma imborrable.

Frente al concepto de edificio como acumulación de masas y formas, nuestra proposición quiere ofrecer una imagen de forma como respuesta al control energético del medio fisco. El término dialéctico exterior-interior no se resuelve en una dicotomía absurda que separa rígidamente lo de dentro y lo de fuera mediante un elemental diafragma de vidrio, anulando ambos interior y exterior. Nuestra propuesta está en la línea de la definición compleja de un concepto de umbral, una zona limite de penetración de lo exterior en lo interno y de proyección -fisiológica y sicológica- de lo interior en lo externo. La tirante superficie vítrea que envuelve el medio interno acondicionado, se provee de una segunda envuelta o fachada sensible de un sistema fijo de elementos de parasol metálicos, que determinan en definitiva este concepto de situación de umbral o de anillo de interrogación dentro-fuera. La mujer en el umbral de su casa está tanto dentro como fuera de la misma.

La esquina como problema singular es afrontada en nuestra proposición en forma nítida: locales con doble orientación para una misma área de trabajo, locales con doble carga de acondicionamiento o de control ambiental no pueden justificarse, racionalmente hablando, y en consecuencia se replantea su problema en los justos términos funcionales. La esquina convencional obedece a una tecnología superada de ladrillo o de piedra que merece ser revisionada. Al problema del control climático que provoca la esquina, se une la acción de las cargas dinámicas (viento) que aconsejan su redondeo, como nos lo prueba la propia experiencia del tiempo actuando sobre los viejos edificios El falso concepto de Arquitectura industrial como Arquitectura de base estrictamente prismático-ortogonal, carece de fundamento serio. La coherencia de las nuevas formas de edificación con las formas que brinda el mundo de los objetos de nuestro tiempo, debe cumplirse con el mismo concepto de rigor histórico que siempre los ha identificado como pertenecientes a una etapa de cultura que las abarca y engloba, desde el objeto más ínfimo hasta la propia forma metropolitana. Nuestra propuesta ofrecerá un exterior nítido, pero protegido económicamente (control climático) de lo incidencia perturbadora del medio físico. El exterior penetra al interior a través de esta fachada-esponja de piel sensible./span>


GALERÍA


Proyecto para la Facultad de Ciencias de Córdoba. 1977

Oíza se siente grandemente influenciado por el Rossi teórico. Este proyecto es de justo después terminado el Banco de Bilbao, y para un concurso.
Aborda el tema docente a través de una propuesta de planteamiento rossiano: diferenciando lo singular de lo repetitivo. Es una transposición teórica de Rossi. Se abre la postmodernidad, de momento sin formas.


Años 80:
Una serie de proyectos que veremos más adelante:

Viviendas el Ruedo (1986)

Junto a la M-30. Vivienda Social.

De la Revista El Croquis: [+/-]
En febrero de 1986 la Consejería de Ordenación del Territorio, Medio Ambiente y viviendas de la Comunicad de Madrid resolvió convocar a un grupo de seis arquitectos (Aroca, Gallego Jórreto, Martorell-Bohigas-Mackay, Peña Ganchegui, De lo Sota y Sáenz de Oíza) para estudiar un solar sobre la M-30 cuya edificación venía determinada desde el propio Plan General de Madrid, en forma demasiado precisa (Helicoide de más de 600 m de longitud y 8 plantas). Del resultado de esta convocatoria fue la selección de junio de 1986 de la Propuesta que entonces presentamos.
El proyecto respeta en sus líneas generales la idea de Ordenación definida desde el Plan General como la de una edificación en bloque continuo, de traza helicoidal, que se apoya sensiblemente en su línea de contorno, hasta el límite del nudo del Doctor García Tapia, donde -siguiendo las directrices del Plan- se pliega hacia el interior apreciándose en forma de anillo abierto. Sólo se ha rectificado respecto al plano el borde NE de lo parcela, retirándola hacia el interior del mismo, con objeto de mejorar el trazado de la nueva vía lateral en su límite este. Vía que en su día sustituirá a la que provisionalmente atraviesa el solar en su porte media.
En elevación la edificación se desarrolla, de acuerdo con el Plan, como una línea continua de 8 alturas en bloque abierto. La variante del Proyecto reside en proponer una coronación discontinua o escalonada, que sólo en zonas llega a alcanzar el límite de 8 plantas previsto en las Ordenanzas. El aprovechamiento que se alcanza, no obstante, está dentro de los límites propuestos, alcanzándose un total de 346 viviendas, sobre las 400 máximas previstas, lo que supone una edificabilidad del orden del 86,5% del total previsible. El respeto de la Ordenación propuesta es, por tanto, bastante riguroso.
Los bloques de vivienda son exclusivamente de dos tipos: rectos y curvos. Los rectos tienen 5, 6, 7 y 8 plantas. Los curvos entre 3 y 8 alturas. Sólo hay, por excepción, un bloque mixto. La abertura angular del bloque curvo es siempre de 18,4 grados centesimales.


Propuesta del Anillo Olímpico de Barcelona 92
En colaboración con Moneo.

De la revista El Croquis:[+/-]
Nuestra propuesta entendía que era preciso romper el Anillo Olímpico. El estadio da origen a un espléndido eje que se convierte en la pieza clave del proyecto. Prescindimos del círculo viario que envuelve al estadio, y ampliamos el anillo moviéndonos con mayor fluidez en la ladera Sur, adaptándonos mejor al terreno, y dejando un margen de libertad para instalar tanto las construcciones proyectadas como las futuras pistas y dependencias. Del estadio lo que más nos interesó fue su espacio interior, el plano horizontal del terreno de juego, que da arranque a un graderío tendido, no muy alto, al que ponían término toda una serie de templetes y estatuas que contribuían con su insólita presencia a definir una atmósfera extraordinariamente sugestiva. El conservar el carácter de aquel terreno de juego y de aquel graderío iba a ser, desde el primer momento, un dato de partida de nuestro proyecto.
La montaña de Montjuic es hoy un fragmento de paisaje urbano, y como tal lo tratamos al optar por agrupar las nuevas construcciones. Se distinguirían así perfectamente las superficies libres verdes, de aquellas pavimentadas. Por otra parte, ésta es la solución que está más próxima a la realidad existente, al espacio vacío inciertamente arbolado, a la arquitectura de la Feria de 1929. El foro facilita la inserción de los edificios al establecer un plano de apoyo bien definido, manteniendo, por una parte, un claro propósito figurativo y simbólico.



Torre Triana, Pabellón de la Junta de Andalucía de la Expo 92

Otra vez el juego rossiano de edificio singular. Recuerda el Mausoleo de Adriano en pleno Castillo Sant' Angelo en Roma.

De AV Monografías (nº 20, 1989): [+/-]
En los sucesivos cambios que han acabado situando a la entrada sur de la Expo, junto a la vieja Cartuja, una serie de edificios administrativos, le ha cabido a Sáenz de Oíza la construcción del polémico edificio de Consejerías del Gobierno autónomo, en vez de sus iniciales proyectos para un pabellón de España. Un proyecto guarda del otro las simetrías centrales. El enorme edificio administrativo le da al autor la oportunidad de trabajar con una gran masa, y de tratarla como tal, siguiendo la secuencia de sus proyectos de Montjuíc y de la M30.
Las connotaciones y alusiones a la maestría de Kahn y al rigor formal de Botta no están pues de más en un proyecto característico del doble afán de Oíza por inventar el tipo y por hacer suyas las viejas y nuevas arquitecturas.
El edificio redondo tiene, sin embargo, el corazón cuadrado, y una traza esencialmente cartesiana; el autor ha sabido evitar la tentación de la simetría radial. La rotundidad de la forma, algo dulcificada por la reducción de la altura y la eliminación de las oficinas de una de las cuatro consejerías previstas, se sigue en la reorganización interior: un anillo exterior con sección de doble nivel resuelve la atención al público en una oficina-corredor circular, apoyada por un altillo de trabajo sin acceso público. La disposición de este doble nivel permite una entreplanta técnica y una limpieza de expresión de los forjados y estructura principal, libre de conductos. El corredor de doble altura define la fachada redonda, con sus dispares huecos en una pantalla de piedra o quizá revoco.
El edificio interior corresponde a los órganos de gobierno, que se asoman a patios estrechos y se expanden en unas salas de sesiones exteriores al gran volumen. Por encima de él, una cubierta con un remate que debe romper la indiferencia de orientación del cilindro y servir de referencia en el conjunto de la Cartuja.



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