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Apuntes Martes 9 de Diciembre

| martes, 16 de diciembre de 2008

Martes 9 de Diciembre

Comenzamos la clase con un resumen de lo visto el día anterior:

El barroco se inicia en Roma justo cuando comienza el reinado de Felipe IV. El barroco español no será el italiano. En el Baldaquino se da la confluencia de las artes en la arquitectura. En España esto se nos queda corto, sin figuras de la talla del barroco romano. La fachada del Alcázar es en lo que más se trabajó y no alcanzará la altura de lo que allí se hacía.
Velázquez: misma edad que Bernini y Borromini.
Arquitectos en España: Juan Gómez de Mora.

Palacio del Retiro: no es de Gómez de Mora, arquitectura tardía que parece del XVI. En su época parece buena. En el barroco habrá más artes que sobresalgan y la arquitectura no destaca. El Retiro sirve para ver cómo se entiende el estilo en España.

Planta del Palacio del Retiro
: anterior a Versalles, planteado con una función similar a él. Grandes patios. Teatro, Salón de los Reinos (hoy base del Casón del Buen Retiro).

Plaza Mayor: ya en el XVIII, neoclásica con Juan de Villanueva.

Cárcel de Corte: la escalera articula los patios. Tipología reformada con un concepto dinámico, barroco. En términos de piel está muy lejos del barroco italiano. Obra emblemática de la 1ª época de Felipe IV, contemporánea del Baldaquino de Roma.

Casa de la Villa: suma de actuaciones distintas: trazas tardoherrerianas hasta el apogeo del barroco con la doble portada de Ardemans.

Arquitectura Religiosa: la arquitectura más sobria de los carmelitas.

Monasterio de la Encarnación: de Juan Gómez de Mora, arquitectura seca, limpia, de influencia herreriana. Elementos esculpidos y fenestrados en fachada.

Santuario de la Virgen de Atocha: de Gómez de Mora, juego atractivo de la fachada telon que enmascara las irregularidades interiores. Retablo sacado al exterior, falso que responde a tres realidades.

San Bernardo (Noviciado): no tanto para los jesuitas como para el pueblo, universidad abierta. Será sede de la Universidad Central. La iglesia se quedará como paraninfo.

Colegio Imperial: claustro adosado a la iglesia que se extiende por la manzana de forma irregular. Claustro más patio casi repitiendo el anterior. Allí se pondrá la Escuela de Arquitectura.

Aquí lo dejamos el miércoles pasado.

Colegiata de San Isidro
(Situación)
De Pedro Sánchez y continuada por el Hermano Francisco Bautista a su muerte. Es importante a nivel europeo por tres temas: formal, tipología y cúpula.


















El Gesú de Vignola

Supone una base tipológica en toda Europa. Es la respuesta a la primera vez que se plantea una iglesia jesuítica. Arquitectura símbolo de su época, se trata de un templo congregacional, para mucha gente, acorde con el Concilio de Trento (Contrarreforma). El primer templo de la contrarreforma será la Catedral de Milán, reformada bajo el auspicio de San Carlos Borromeo.
Las temas que se debían solucionar eran tres:
- Preeminencia de la Eucaristía
- Sala de reuniones
- Separación de fieles (jerarquía)

Vignola se plantea la conjunción de su ego como arquitecto y la necesidad de plegarse a un programa: él quería hacer un templo centrado, verticalizado, y en el fondo lo hará.

Se trata de un espacio central amplio rematado por 4 espacios satélites copulados, que es lo que quería hacer él. Pero le piden otra cosa, un templo amplio, con preeminencia para la eucaristía (predicación + eucaristía que da sentido a todo) y jerarquizado.
Vignola mantiene su artisticidad añadiendo una exedra (punto de partida de la arquitectura cristiana) como cabecera y alargando un brazo del transepto como gran salón de predicación (se predicará desde su mitad). La jerarquía se plantea todo a lo largo: por ejemplo las capillas de la nave son diferentes a las que continúan hacia la cabecera (huecos para absorber los empujes de la bóveda).

Se tomará el Gesú como base tipológica, casi un modelo. Nadie lo hará con la claridad de Vignola, por eso no será modelo pero sí base tipológica. San Jorge en Coruña es de este tipo.


La Clerecia de Salamanca, de Juan Gómez de Mora.
No hay una exedra sino una cabecera cuadrada a la española. No existe la jerarquía de capillas según se avanza longitudinalmente, la 4ª es igual alas anteriores. Se eliminan los espacios satélite cupulados. Se cumplen los requerimientos funcionales pero no los de modelo.

San Isidro
Propuesta mucho más interesante. De medidas es más o menos igual que el Gesú, con la misma tremenda anchura.
- Se añade un atrio, un nártex de distinta altura de la nave y que separa el templo de la calle.
- La sala se organiza claramente de forma distinta con alternancia de tres espacios grandes y dos menores frente al paño uniforme que presenta el Gesú y otros templos por Europa. El de Madrid se trata de un verdadero salón de predicación con un centro propio, un elemento transversal y un ritmo que lo acompaña. En los otros casos es sólo una nave que precede a otras cosas.
- El transepto se hace mayor y con sentido propio, acompañando tridimensionalmente la cabecera.

Se convierte en modelo de amplia difusión en España y América.

Sección: formalmente utiliza una escala monumental elaborada.

Cabecera: en tres partes (lateral izdo., centro y lateral dcho.) rompiendo la frontalidad única. Esto se perdió en el XVIII, en su momento era una poligonal que creaba una figura y no sólo un frente, como en el Escorial.

Decoración barroca con formas propias, un orden propio en el capitel. Modillones que sujetan la cornisa.





Cúpulas del Gesú, Escorial, San Pablo (Londres), Cúpula Encamonada


La cúpula de San Pedro es de 42metros de diámetro, mucha cúpula, planteando un gran problema estructural al querer parecerse como la del Panteón.

La del Escorial es una cúpula sincera, toda de piedra, lo que se ve desde fuera es lo que se encuentra en su interior.

También es sincera la del Gesú, y ya no volverán a hacerse de ese modo.

La cúpula de San Pablo es una cúpula de tres hojas y muy falsa en cuanto a alturas interior y exterior. Se trata de un cono estructural que resiste la exterior y del que cuelga la interior. Por supuesto mucho menor que la de San Pedro.Estas falsas cúpulas se multiplicarán hasta el XIX.

En España se utilizará la cúpula encamonada, a base de barras de madera: teatral, barata y efímera. Revestidas interior y exteriormente con el acabado adecuado. Hay sinceridad en cuanto a lo que muestran desde fuera y lo que se ve dentro. Son un invento de Bautista para solucionar de una vez la cúpula de San Isidro, tratándose en principio de una solución provisional.

Esta solución para una cúpula de 20 o 22 metros de diámetro se hará modelo para cualquier cúpula de cualquier dimensión de cualquier convento o iglesia de Madrid.

San Isidro tiene trascendencia por ser respuesta específica a una base tipológica y tendrá sus ecos en la arquitectura española, y también respuesta al tema de la cúpula.
La iglesia fue proyectada por el jesuita Pedro Sánchez hacia 1620, siguiendo el modelo de la iglesia del Gesú de Roma. Las obras comenzaron en 1622, dedicado el templo a San Francisco Javier. Al morir Pedro Sánchez, se hizo cargo de las obras el Hermano Bautista ayudado por los hermanos Pedro Ferrer, Juan de Haro y Andrés Sánchez.
En 1769, tras la expulsión de los jesuitas, la iglesia quedó convertida en colegiata y se dedicó al patrono de Madrid. Fue entonces reformada interiormente por Ventura Rodríguez, que proyectó un nuevo presbiterio y el retablo del altar mayor.
Se le concedió la categoría de catedral con carácter provisional al crearse la Diócesis de Madrid-Alcalá en 1885, categoría que perdió en 1992, al ser consagrada la Catedral de la Almudena.
Tiene planta de cruz latina, con una sola nave y capillas laterales, el crucero destacado y la cabecera es plana. Las capillas alternan las formas cuadradas y rectangulares y están comunicadas entre si. A los pies se encuentra el atrio flanqueado por las dos torres laterales. El tratamiento del espacio interior es de gran riqueza visual, tanto por la estructura y ritmo de las capillas y tribunas, en las que se combinan vanos adintelados y de medio punto, como por la rica decoración realizada por Ventura Rodríguez en el siglo XVIII y la cúpula encamonada, obra del Hermano Bautista.
La fachada principal está situada a los pies de la iglesia y se abre con un pórtico de vano serliano enmarcado por órdenes gigantes de columnas y pilastras corintias entre las que existen ventanas y balcones, que dan a la fachada un cierto aire civil y palaciego. Sobre ella, dos torres de planta cuadrada que no llegaron a terminarse.
En 1936 fue incendiada, produciéndose la destrucción casi total de las cubiertas y el derrumbamiento de la cúpula central, siendo reconstruida y restaurada después de la Guerra Civil por Javier Barroso, quien aprovechó para realizar el remate de las inconclusas torres.

San Antonio de los Portugueses


(Situación)
De Pedro Sánchez.
Nos interesa por incluir un elemento elíptico, una capilla. Viendo su planta e interior podríamos decir que es tan barroco como en Italia, pero no es cierto.
La planta es contemporánea de otras obras de Vignola (Iglesia de San Andrés, Sta. Ana de los Palafreneros donde ya hay elipsis) y la decoración es posterior. Continuidad entre planta, tambor y cúpula permitirá una decoración continua. No hay elementos verticales, quedan anulados. Sin arquitrabe ni friso, se ve la cornisa porque no queda más remedio. Todo va acorde a los pisos de ascensión al cielo que pretende la decoración pictórica. Pero esta decoración se realiza 50 años después de su planta.

Es fundación de Felipe III que, a través del Consejo de Portugal, estableció en 1606 el hospital y la iglesia de San Antonio para atender a los súbditos portugueses residentes en Madrid. En 1689, tras la separación de Portugal, el hospital pasó a depender de la comunidad de alemanes.
Es interesantísima la iglesia, tanto por los elementos arquitectónicos como por la decoración pictórica de sus paredes y cúpula, que cubren un espacio ovalado formando un todo unitario. Esta impresión de unidad y de espacio irreal que recibe el que entra en ella se ve reforzado por la presencia de la gran cúpula oval, decorada con arquitecturas fingidas y escenas de la Apoteosis de San Francisco de Paula de Francisco Ricci y Carreño de Miranda, respectivamente, que intentan suplir la pobreza de los materiales mediante esos elementos decorativos. Los muros curvos fueron asimismo decorados sin apenas solución de continuidad por Lucas Jordán con escenas de la vida de San Antonio. El retablo mayor es obra de mediados del siglo XVIII, del arquitecto Miguel Fernández con el escultor Francisco Gutiérrez.
Las obras de la iglesia, dada su complejidad, fueron revisadas y replanteadas por Juan Gómez de Mora, quien además redibujó la fachada. Ha sufrido diversas restauraciones e intervenciones que han mantenido y recuperado este magnífico ejemplo del barroco madrileño.
La Hermandad del Refugio y Piedad de Madrid, cuyo edificio es anexo a la iglesia, fue fundada en 1615 para atender y dar alimento a los pobres, con la tradicionalmente conocida "ronda del pan y huevo". Tuvo otras sedes anteriores a ésta, edificio que fue construido en la década de 1880, seguramente por Ruiz de Salces, quien, una vez acabada la obra proyectó la reforma de las fachadas de la iglesia, intentando armonizarlas con el edificio recién acabado. Es una interesante obra de ladrillo de planta triangular que alberga las dependencias de la Hermandad y del Colegio de la Purísima Concepción. La disposición racional y rítmica de los vanos sólo queda matizada por una molduración de los guardapolvos en arcos conopiales muy rebajados.


La arquitectura es un aparte más de una obra total que incluye pintura, escultura e incluso música.

Capilla Mayor de San Isidro


(Situación)
Junto a la Iglesia de San Andrés, para la tumba del patrón de Madrid. Paralelepípedo ciego sobre el que se monta el elemento destacado, la cúpula. Un juego propio español.
En el exterior modillones en la cornisa, balaustrada, pináculos dobles en esquinas. Encima la cúpula encamonada con linterna montada sobre tambor sobreelevado con ático.
Se trata de una síntesis de las dos obras anteriores.
La decoración es nueva finalizada hace unos diez años.

La iglesia parroquial de San Andrés data de finales del siglo XV. A ella se adosaron la Capilla del Obispo de Plasencia en el siglo XVI y la capilla funeraria de San Isidro en el XVII.
Poco después de la canonización de San Isidro, en 1622, el Ayuntamiento acordó levantar una capilla que acogiera sus restos. En 1629 se encargó un primer proyecto al maestro mayor, Juan Gómez de Mora, que concibió la capilla como un edificio independiente, con gran lujo y riqueza ornamental que no se ejecutó. En 1642 se convocó un concurso para la construcción definitiva, que ganó Pedro de la Torre. Este último arquitecto proyectó una capilla con tres cuerpos aneja y con mayores proporciones que la iglesia de San Andrés. Las obras comenzaron en 1643, pero quedaron interrumpidas siete años más tarde.
A partir de 1657 el encargado de continuar los trabajos fue José de Villarreal, que modificó las trazas primitivas respetando la idea inicial. La planta de la primitiva Capilla de San Isidro estaba resuelta con una sucesión de tres espacios cuadrados en disposición perpendicular a la iglesia. Hoy está totalmente modificada después del incendio sufrido por el conjunto en 1939, por el que desapareció la antigua Iglesia de San Andrés.
Posteriormente se remodeló el espacio interior para adaptarlo al uso de parroquia y se construyó la sacristía y el despacho parroquial en el solar de la iglesia. Sólo se salvó la estructura exterior de la Capilla, con unas fachadas donde se alterna el ladrillo visto de los paramentos con la piedra de las portadas y destacan las pilastras adosadas en las esquinas y la gran cúpula encamonada que corona el espacio principal. En el incendio desapareció toda la riqueza del interior barroco.
Después de la Guerra Civil se inició la restauración de la cúpula, se tapió el espacio principal, que hoy conocemos como Capilla de San Isidro y se adaptó el resto. Fue abierta al culto en 1966. Finalmente, el arquitecto Javier Vellés, en colaboración con María Casariego y Fabriciano Posada, realizó una reconstrucción del interior, utilizando los pocos fragmentos conservados y algunas fotografías anteriores al incendio de 1936. Por esta intervención recibió el premio de Restauración del Ayuntamiento en 1990 y el premio Europa Nostra en 1991.


Hasta aquí el Madrid de Felipe IV.

Con Felipe V se producirá el gran cambio, pero sus primeros años son de continuidad y sublimación de lo anterior. El barroco llega a sus máximas cotas con las escuelas sevillana, Valenciana, Compostelana, Napolitana, Castellana, etc., llegando a interesar fuera de España.

Portada del Hospicio


(Situación)
De Pedro Ribera. Emblema de la arquitectura de esta época, por lo que es y por lo que significa, sirve para entender otras arquitecturas, paradigma pues de la arquitectura. Tiene el mismo papel que la fachada del Obradoiro (que es de 1738-50).
Utiliza una base existente, un caserón, el hospicio. La actuación en su portada nos lleva a concentrar toda nuestra atención en un solo punto (planteamiento escenográfico, el resto no interesa), creándose un abigarramiento en ese punto y desnudez en el resto. Como si de un mago se tratase consigue que prestemos toda nuestra atención donde él quiere.
El hueco predomina sobre el resto, pero no nos da esa sensación. Son elementos de iluminación.
Piedra que parece tela.
Unas pilastras rotas, estípites en vez de columnas salomónicas. Entablamentos rotos. Cadevas, tapices decorativos.

El edificio, plantas y vistas. El edificio no se llegó a completar pero se hace el esfuerzo de rematar la fachada frontal. Balconadas sobre una planta 1ª fenestrada, con la exageración de la portada.

El Hospicio lo fundó en 1668 la Congregación del Santo Nombre de María en unos locales de la calle de Santa Isabel y se trasladó hacia 1674 a unas casas de la calle de Fuencarral, bajo el patrocinio de la reina gobernadora Mariana de Austria. La construcción actual data mayoritariamente del siglo XVIII y fue impulsada por el marqués de Vadillo.
La importancia de la institución del Hospicio quedó reflejada en el magnífico complejo organizado por Ribera, en el que nuevamente conjugaba la sencillez de las líneas generales con la profusión ornamental de la portada. Ésta, esculpida por Juan Ron, es el mejor prototipo del barroco madrileño y resume en ella la simbología del edificio, dedicado a San Fernando. La presencia de óculos, florones, estípites, guirnaldas y cortinajes se articula con un dinamismo y profusión que perturba el espacio, pero con gran armonía. La capilla fue trazada por José del Arroyo antes de 1695.
A principios del siglo XX el edificio estaba en una situación ruinosa y se decidió derribarlo, pero la Sociedad Central de Arquitectos, apoyada por la opinión pública, consiguió paralizar la demolición. Los restos (fachada, primera crujía y capilla) fueron declarados monumento nacional en 1919 y adquiridos por el Ayuntamiento de Madrid, que encargó a Luis Bellido la restauración y rehabilitación para Museo y Biblioteca Municipal. Bellido afrontó este trabajo respetando lo conservado y adaptando el resto a las nuevas actividades.
Ha sido posteriormente rehabilitado, especialmente después del traslado de la Biblioteca Municipal al Cuartel del Conde Duque, momento en que el arquitecto Joaquín Roldán recuperó el espacio de la capilla para sala de arte y de conferencias, y en 1995 fue restaurada la portada, bajo la dirección de los profesores de petrología José María García de Miguel y Lázaro Sánchez Castillo.


Cuartel del Conde Duque


(Situación)
De Pedro Ribera con modificaciones de Ardemans. Una fábrica muy larga con tres patios. Al exterior solo se destaca la portada.
Aquí no hay estípites sino elementos rústicos en las pilastras. Toda la carga del edificio se concentra en ella.

El Cuartel es uno de los edificios de mayores dimensiones de la capital. La planta, organizada funcional y racionalmente en largas crujías de bóvedas de ladrillo formando tres patios-plazas rectangulares, sigue un esquema que tiene su origen en la ingeniería militar francesa. Las fachadas están compuestas con gran horizontalidad a base de una sucesión rítmica de vanos, sólo interrumpida en la planta baja de la fachada principal por pequeños óculos en los espacios intermedios y la grandiosa portada. Ésta se resuelve en piedra, con un orden rústico envuelto por guirnaldas, trofeos y símbolos militares y rematada por un gran escudo de la Corona. Originalmente, estaba proyectado que se rematara con torres en las esquinas.
Fue encargado por el marqués de Vadillo, corregidor de Madrid, a Pedro de Ribera, que compaginó en este edificio la racionalidad y funcionalidad de una construcción militar con las pautas estéticas del barroco madrileño, dando así la representatividad que debía tener al cuartel que albergaba la Guardia Real creada por Felipe IV en la reestructuración del ejército español. El arquitecto real, Ardemans, realizó diversas consideraciones que modificaron el proyecto durante las obras. Sufrió un incendio en 1869 que afectó a parte del edificio y más tarde estuvo abandonado. En 1969 fue adquirido por el Ayuntamiento de Madrid, que quiso devolverle su antigua traza y volumetría encargando a Julio Cano Lasso el proyecto de restauración y rehabilitación para albergar un gran centro cultural municipal con instalaciones para la Biblioteca, Hemeroteca, Archivo municipales y sede de actos artísticos y culturales, funciones que viene cumpliendo desde entonces.


Parroquia de San Cayetano


(Situación)
Proyecto de Marcos López interviniendo en ella entre otros José Benito Churriguera o Pedro Ribera. Cubo centralizado con cabecera y nartex. No hay nave. Parecido al Gesú de Vignola pero sin la nave: cúpula más cuatro cupulines.
Gran decoración interior y fachada, conservándose el exterior pero no la interior, que al perderse se nos queda en iglesia contrarreformista, cojeando de barroco. Una arquitectura del XVI en vez del XVII.

La iglesia formó parte del convento de la Orden de Teatinos, que se estableció en Madrid, en 1664. El convento desapareció con la desamortización.
El autor del proyecto de la iglesia fue Marcos López y en ella intervinieron arquitectos como José Benito de Churriguera, Pedro de Ribera y Francisco Moradillo.
Se incendió en la Guerra Civil y no se derrumbó gracias a los trabajos de emergencia realizados por Fernando Chueca Goitia. Fue reconstruida, se salvó la fachada y se restauró el interior pero desaparecieron las cúpulas laterales. Se rehizo la central y las bóvedas adyacentes. Fue entonces dedicada a San Millán.
Su planta es una interpretación libre de la tipología de origen bizantino. Tiene forma de cruz griega inscrita en un cuadrado, con cúpulas en los cuatro ángulos y sobre el presbiterio, con cabecera formada por dos ábsides semicirculares y una capilla mayor plana. El atrio de ingreso, que tiene una planta alargada en donde se incluyen las bases de las torres, es una zona intermedia entre el espacio público y el espacio religioso.
La fachada esta dividida en siete calles verticales separadas por pilastras cajeadas de orden gigante. Destaca la triple portada con arco de medio punto y la gran profusión decorativa que ha sido atribuida a Pedro de Ribera.


Iglesia de las Carmelitas de San José


(Situación)
No se conserva la intervención de Pedro Ribera. Nave, transepto, capilla se veían desde el exterior (arquitectura parlante). Portada retablo. Misma fachada que en la Encarnación pero sin la alternancia. Podemos observar el paso producido en 100años de una a otra.

Como en tantos otros casos de iglesias madrileñas, perteneció a un convento desaparecido de carmelitas descalzos dedicado a San Hermenegildo, que ocupaba los solares de la calle de Alcalá donde se construyó el antiguo Teatro Apolo y posteriormente el Banco de Vizcaya. Hubo un primer templo del siglo XVII que fue derribado al concluirse el hoy existente, situado paralelo al actual.
El diseño de la iglesia sigue las líneas tradicionales, con planta de cruz latina, nave central cubierta por bóveda de cañón, naves con altares laterales, cúpula sobre pechinas, cabecera plana y coro alto a los pies. A la nave central se abren tribunas con balcones más sencillos que en otras iglesias. Sobre ellos corre una cornisa con ménsulas pareadas. En el lado izquierdo del crucero se encuentra la capilla dedicada a Santa Teresa, cuya planta es semejante a la de la iglesia del convento de las Comendadoras. El altar mayor conserva un retablo neoclásico con columnas corintias que enmarcan una hornacina con cuarto de esfera. El ingreso a la iglesia se realiza a través de un bello pórtico con tres grandes vanos que da lugar a un nártex cubierto por interesantes bóvedas decoradas, en especial las bóvedas circulares planas de los extremos.
La fachada combina el revoco que imita ladrillo con los elementos de piedra, entre los que destaca la portada, que sigue los esquemas de Ribera -aunque con más sencillez- con una sucesión de óculos, florones, cartelas, nichos y ventanas tan característicos. Dos altísimas pilastras fajadas la enmarcan y acaban en un frontón triangular partido. Al aprobarse el proyecto de la apertura de la Gran Vía hubo que reformar la fachada, elevándola sobre unas gradas por la diferencia de rasante y dando más altura a los costados laterales. Se construyó entonces el contiguo edificio conocido como la "Casa del Párroco", conjugando las fachadas de ambos.
Tras el Concilio Vaticano II se solicitaron proyectos para la reestructuración del interior, siendo seleccionado el de Miguel Fisac, tendente a eliminar la fuerza axial de carácter trentino, centralizar las condiciones de la liturgia y devolver al espacio barroco la pureza de sus elementos, intervención desvirtuada años después. La actuación exterior, en cambio, no fue realizada. En los años noventa el arquitecto Juan López Jaén proporcionó las directrices de la rehabilitación de la fachada con un revoco fingiendo ladrillo llagueado, técnica posteriormente muy utilizada en otras intervenciones.


Puente de Toledo

(Situación)
Templetes de San Isidro y Sta. Mª de la Cabeza de Ribera en el Puente Toledo.
Arquitectura hecha escultura hecha ornamentación.

La Puente Toledana, obra de Gómez de Mora en 1623, se encontraba dañado por las avenidas del Manzanares por lo que en 1670 se encarga a Tomás Román un nuevo puente, e inicia las obras en 1671 junto a Fray Lorenzo de San Nicolás y Fray Francisco Bautista. En 1673 se realiza un nuevo proyecto, del equipo formado ahora por Tomás Román, Juan de León, Marcos López, Pedro Lázaro Goiti y Luis Román, que se comprometen a concluir las obras en 4 años. Finalizado en 1677, en 1680 es demolido por una riada, por lo que los arquitectos son desterrados y obligados a pagar la reconstrucción.
En 1682 José del Olmo diseña nuevas trazas, perfeccionadas por José del Arroyo, similares a las del puente de Segovia (con 11 ojos). Al iniciarse las obras en 1684 Teodoro Ardemans colabora con del Olmo, continuándose intermitentemente los trabajos hasta su muerte.
En 1715 el marqués de Vadillo, corregidor de la Villa, encarga nuevas trazas a Pedro de Ribera, las del actual puente, con 9 ojos separados por tambores similares a torres de fortaleza rematadas por balconcillos y ancho de 9,45 m en el tablero y 35,50 en las zonas de acceso. En los balconcillos centrales se colocan, en 1722, dos templetes con imágenes de San Isidro y Santa María de la Cabeza, obras del escultor Juan Alonso de Villabrille y Ron. Se completa con rampas de acceso y una explanada con dos fuentecillas sobre espacios circulares, dando a Madrid una entrada de indudable belleza. Las obras del puente pueden considerarse terminadas en 1727.
En 1785 Joseph Salcedo realiza los paseos del entorno. Entre 1829 y 1831 Custodio Teodoro Moreno restaura los antepechos. En 1830 se construyen, por Francisco J. Mariategui, las Pirámides frente a uno de sus accesos. Entre 1919 y 1926 se canaliza el Manzanares con proyecto de Fernández Balbuena, y en 1921 comienzan a derribarse las construcciones de su entorno, con proyecto de Alberto Albiñana. En 1952 Fernández Casado y Chueca presentan anteproyecto, aprobado por Bellas Artes, para su desdoblamiento mediante puentes auxiliares. Entre 1956 y 1963 González-Valcárcel se encarga de su restauración. Las obras de la M-30 para el tramo de los puentes de Segovia y Toledo ejecutadas en el periodo 1972-74 incluyen el desdoblamiento del puente de Toledo mediante dos pasarelas paralelas de trazado curvo proyectadas por Fernández Casado, peatonalizándose y cerrándose al tránsito rodado. Entre 1986 y 1987 se remodela el entorno afectado por la M-30 con proyecto de Javier Bellosillo. Entre 1992 y 1997, el Ayuntamiento, realiza trabajos de restauración y consolidación dirigidos por José Mª Sendarrubias y Alberto Arias, actuación premiada por la Gerencia de Urbanismo en 1997.



Arrancaremos el Madrid de Carlos III en el poco tiempo que queda de clase.
Felipe V, 1746-1759
Fernando VI, 1746-1759
Carlos III, 1759-1788
Carlos IV, 1788-1808

1788 es un año antes de la Revolución Francesa. Carlos IV recibe una herencia saneada, pero esos 20 años de Revolución Francesa romperán la continuidad histórica anterior. Habrá que ver en qué se traduce en arquitectura.

Carlos III también llega con cierto vagaje como rey, poseyendo ya el Ducado de Parma y siendo Rey de Nápoles desde 1734 a 1759. Es decir, durante 20 años ha sido el rey de una de las monarquías de las de siempre. Era hermano de Fernando VI pero de madre distinta, por lo que le buscarán otra corona que no sea la española. Las circunstancias son parecidas a las de Felipe II.
Cuando llega a España lo hace con la experiencia acumulada, siendo ya un "profesional" de la monarquía, como un profesional que asciende.
Afrontará la arquitectura con una visión europea.

Su hermano Fernando VI reinó un periodo de tranquilidad.

El cambio sí fue entre los Austrias y Felipe V. En 1734 arde el Alcázar. Hasta ese momento, del 700 al 34 se produce el momento máximo del barroco español, si bien por ejemplo el Obradoiro no se comenzará hasta 4 años después en 1738.
En Madrid, además del incendio, aparecerá la Academia para normalizar el derecho, medicina y otras disciplinas, también las artes. Funcionará como una estructura de control. En el caso de las artes será ya con Fernando VI: la Academia de Bellas Artes de San Fernando, que toma el nombre del hijo del rey que la promovió.

Ese cambio nos permitirá ligar todo el periodo que va desde 1734 hasta 1808.
Veremos cuatro generaciones con sus maestros, epígonos y descendientes. Y ver lo que suponen, tránsito del barroco a un estilo unificado en todo el reino, el neoclasicismo.
Barroco clasicista
Clasicismo Pleno
Neoclasicismo Tardío


Ventura Rodríguez, Juan de Villanueva, los Tenientes de la cátedra (Silvestre Pérez, Custodio Moreno, etc) serán sus arquitectos.



miércoles 3 de diciembre
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miércoles 10 de diciembre

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